sábado, 20 de julio de 2013

DIMITRI TIOMKIN, EL MÚSICO QUE SURGIÓ DEL FRÍO


Dmitri Tiomkin nace en Kremenchuk, Ucrania en 1894 en la época zarista, bajo el reinado de Alejandro III (que fallecerá a fin de año dejando en el trono al último de los Romanov, Nicolas II).
Hijo de una profesora de música y de un físico, desde muy niño, comienza a mostrar sus dotes musicales.
Estudia en el Conservatorio de San Petersburgo bajo la tutela de Felix Blumenfeld y Isabelle Vengerova, además de con el director del conservatorio, el genial músico Alexander Glazunov.
Se hace asiduo a una taberna de aire bohemio conocida como “El Perro sin hogar” donde confraterniza y se hace amigo de otro músico que dará mucho que hablar, Sergei Prokofiev.
Comienza su andadura en el cine acompañando con el piano algunas películas mudas, francesas y rusas, de la época así como acompañando a la bailarina Thamar Karsavina y las locuras cinematográficas del gran Max Linder.
En Rusia, la vida de Dmitri, como las de sus conciudadanos se ve alterada por la Revolución Bolchevique y el nacimiento de la nueva Unión Soviética y es en esta época cuando después de participar en la dirección musical del reestreno de “La Tormenta del Palacio de Invierno” (en el que actúan cerca de mil personas entre los que se cuentan 500 músicos y 125 bailarines) cuando decide trasladarse a Berlin.
Permanece dos años en Alemania (donde actúa como pianista y compositor de piezas ligeras) y los dos siguientes en París donde recibe una oferta de Broadway para participar en espectáculos de vaudeville.
En Nueva York conoce a la bailarina y coreógrafa de origen austriaco Albertina Rasch con la que contrae matrimonio al año siguiente participando con ella y su compañía de Ballet Americano en un tour que le llevará de de costa a costa del país.
La crisis acaecida por la caída de Wall Street de 1929 ocasiona que deban dejar la compañía y es cuando Hollywood llama a su puerta y ese mismo año firma con la MGM aunque es para Universal Pictures para quien crea su primer score en 1931 para la pelicula “Resurrección” de Edwin Carewe y luego para la Paramount en Alicia en el Pais de las Maravillas (1933) de Norman Z. Leod.
Aunque su primera gran composición fue para “Horizontes Perdidos”(1937) de Frank Capra con quien congenió a las mil maravillas y con quien trabajó en otras 4 películas entre las que destacan “Vive como quieras”, “Caballero sin espada” (por cuya aportación recibió la primera nominación a los oscars) o “Que bello es vivir” acompañando también al director italoamericano en sus documentales sobre la Guerra Mundial.
Tras la II Guerra Mundial , Tiomkin, ya se ha afianzado en Hollywood y nos deleita con músicas para películas como “Duelo al sol”(1947), “Río Rojo” (1948) o “El ídolo de barro” (1949), pero es en los 50 cuando su genio y su trabajo empiezan a ser mundialmente reconocidos por sus trabajos con Alfred Hitchcock (con quien ya había trabajado en 1943, en La Sombra de una duda”) en películas como “Extraños en el tren”(1951), Yo, confieso (1953) o “Crimen perfecto”(1954) y es en esta década cuando consigue sus 3 estatuillas de la Academia, “Solo ante el peligro”(1952), “Escrito en el Cielo” (1954) y “El Viejo y el Mar”(1958), creando además inolvidables melodías para “Gigante”(1956), y “Río Bravo”(1959).
En la década de los 60 continúa mostrando su capacidad creativa con obras como “El Alamo”(1960)(Para mi probablemente su mejor trabajo para el cine), “55 Dias en Pekín”(1963); y en 1964 , por partida doble; con “El Fabuloso mundo del circo” y “La Caída del Imperio Romano”.
Su ultimo trabajo de composición para la pantalla fue en 1968 para “Catalina la Grande”, aunque aun recibió la ultima de sus 22 nominaciones al oscar por su trabajo como director musical de “Tchaikovsky”(1972).
Murió en Londres en noviembre de 1979 a los 85 años de edad después de haber acariciado la gloria , después de la obtención de tres oscars además de 8 Globos de Oro y el reconocimiento del gran público.
Greatest Hits


High Noon
El Alamo


                                                                El Viejo y el Mar


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